El primer elemento a tener el cuenta es la clasificación del terreno donde edificar. Según la Ley de Suelo y Rehabilitación Urbanística encontramos 3 tipos de suelos: urbanizable, urbano y no urbanizable.
Los terrenos urbanizables son aquellos que necesitan de un plan de desarrollo específico. Existen dos tipos de suelos urbanizables: el sectorizado y el especial o no sectorizado. El sectorizado es aquel que ya dispone de todas las condiciones para poder edificar inmediatamente, mientras que el especial o no sectorizado es urbanizable pero necesita de un acondicionamiento previo para garantizar las normas de protección ambiental.
Los suelos urbanos son los delimitados dentro de un término municipal, que cumple con la normativa de servicios esenciales: alcantarillado, agua, electricidad y accesos. La zona debe mostrar un claro desarrollo urbanístico y cumplir estrictamente con la normativa del ordenamiento municipal. Podemos encontrar dos tipos de suelos urbanos, el consolidado y el no consolidado. El primero, también conocido como solar, es aquel que dispone de todos los permisos y condiciones para poder edificar. El segundo requiere de la construcción de dotaciones o servicios para poder ser consolidado.
Finalmente tenemos los suelos no urbanizables, suelos que debido a su interés cultural o por su uso económico, solamente permiten la construcción en dos casos: cuando las edificaciones son de interés social o utilidad pública y si se tratan de viviendas unifamiliares y construcciones vinculadas a la ganadería y/o agricultura.
Una vez claros los tipos de terrenos, pasamos a la construcción donde hay muchos aspectos a tener en cuenta. Primeramente la situación de la misma, según la tipología del negocio será necesario estar más o menos cerca de centros neurálgicos. Dependiendo de si la marca es logística, industrial o terciaria, deberá adecuarse a las necesidades del negocio teniendo en cuenta los accesos, como la facilidad de entrada y salida de camiones. También debemos hacer especial hincapié en la seguridad: sobre incendios, evacuación de humos, sectorizaciones o líneas de vida entre otros elementos. El diseño del espacio ha de ser acorde con el equipamiento y la actividad a desarrollar. El aspecto medioambiental también debe ser tomado en serio y el edificio tiene que aprovechar correctamente la energía utilizada, evitando futuros sobrecostes energéticos.
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